España es un país turístico,
acudiendo millones de viajeros foráneos todos los años atraídos por sus
playas, el abundante patrimonio artístico del país y la variedad de
ofertas gastronómicas, además de ser una de las naciones más ricas en patrimonio cultural del mundo. Actualmente, y según el informe de 2011 de la Organización Mundial del Turismo,
España es el cuarto país del mundo en número de turistas extranjeros,
con más de 53 millones de turistas anuales en 2010, solo superado por Francia, Estados Unidos de América y China.
El turismo representa aproximadamente un 10% del Producto interior bruto del país. España es la segunda nación del mundo, solo superada por Estados Unidos.
En décadas anteriores se promocionaba casi exclusivamente el turismo de
sol y playa, a lo que contribuía, y contribuye, un clima bastante más
cálido y soleado que el de otros países europeos. Las temperaturas en
verano suelen variar entre los 20 y los 40º y muchas regiones tienen más
de 300 días de sol al año, con veranos generalmente secos. Muchas
localidades costeras se encuentran repletas de hoteles, restaurantes y
edificios de apartamentos al pie de la playa.
El norte de España tiene un clima algo más fresco y húmedo. Muchos españoles y extranjeros se sienten atraídos por el Camino de Santiago o las fiestas de San Fermín.
Hay tanto acantilados, como playas tranquilas y apartadas. Esta zona
combina turismo rural con grandes arenales con buenos climas en verano
como en las Rías Bajas
gallegas. La principal causa del turismo en el norte del país es la
belleza de la zona y rica gastronomía.
La gastronomía española es amplia y variada, con platos tan típicos como la paella, el cocido madrileño, la fabada, el jamón ibérico, el marisco o el pescado. El aceite de oliva, del que España es el primer país productor, se emplea en una gran variedad de platos, y es muy apreciado en otros países.
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